Reconozco que he tenido este pequeño espacio olvidado durante un "pequeño" periodo de tiempo. Entrecomillo pequeño, porque hace casi un año que no he sido capaz de dejarme caer por aquí y en un par de minutos expresar y plasmar mi opinión sobre aquellas cosas que no dejan de preocuparme acerca del periodismo.
Imagino que los quebraderos de cabeza originados por la crisis, las dudas existenciales que a uno se le plantean acerca del rumbo que está tomando el periodismo en los últimos tiempos y los pequeños problemas que todos tenemos han hecho que me alejara un poco de los mínimos placeres que todavía a uno le van quedando, y le hacen sentir que la profesión que elegió para ganarse la vida, quizás tenga un último resquicio de esperanza.
Puede que haya sido esta oferta de trabajo la culpable de que hayan despertado las ganas de reivindicar algo que no es de recibo. Si algo no voy a discutir es que el periodismo siempre ha sido una profesión mal pagada. Sí, da para vivir, pero sin grandes excesos. Cuando entras por la puerta de la facultad, tienes 18 años y apenas entiendes nada de lo que pasa a tu alrededo, empiezo a pensar que todos los profesores que desfilan por el aula, tienen una frase preparada que se te marcará a fuego durante los cinco años de carrera: "Si quereis ganar mucho dinero, os habeis equivocado, ahí teneis la puerta".
Haciendo valer una frase de un profesor de los escolapios: "El que avisa no es traidor, es avisador". Cuando das el paso y te decides a hacer del periodismo tu forma de entender y sentir la vida, ya no hay marcha atrás. Todo aquel que siente fascinación por la radio, la televisión, la prensa escrita y ahora también por las redes sociales, sabe de lo que hablo.
No hay nada más gratificante que levantarte por la mañama, sentirte periodista y con una gran sonrisa, afrontar un nuevo día de trabajo. Una nueva jornada que sabes cuando empieza pero no cuando termina pero no te importa porque haces lo que te gusta, lo que quieres, lo que deseas y el resto pasa a ocupar un segundo plano.
Todos aquellos que amamos el periodismo, no entendemos de horarios, fines de semana libres, puentes, vacaciones de navidad...ni tenemos una nómina con la que podemos permitirnos grandes lujos ni excesivos caprichos, pero tenemos algo que no se paga con nada; queremos a nuestra trabajo y sacrificariamos muchas cosas por él.
Pero ello no implica que tengamos que "tragar" con todo, no significa que tengamos que asentir con la cabeza ante cualquier condición laboral. Porque efectivamente, amamos el periodismo, pero por encima de todo, tenemos dignidad profesional.
50 céntimos por artículo no es una oferta de trabajo. 50 céntimos es un insulto a todos los que queremos ganarnos la vida contando cosas. Somos nosotros los primeros que debemos dejar claro que este no es el camino y pedir unas condiciones dignas en un mundo laboral cada vez más complicado.
Sólo hay un problema. Pocas profesiones tan bonitas hay como la de ser periodista pero si en una profesión existe poca solidaridad, esa es la nuestra. Una pena que con la gran cantidad de periodistas que soñamos con una profesión digna, no seamos capaces de entre todos hacer este sueño cada día un poco más bonito.
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